Llevo una semana en Islandia, es verdad que los primeros días fueron de trabajo, pero el resto han sido de PAZ, así como suena, llevaba tiempo sin experimentar una calma tan grande. Hace poco escuchaba en una entrevista a alguien que definía la felicidad como: "Estar tranquilo", y creo que cada vez estoy mas de acuerdo con esa reflexión, estar tranquilo, sin ruido en la cabeza, teniendo en equilibrio las piezas fundamentales de tu vida, creo que no se puede aspirar a mucho más en la vida.
Es cierto que este lugar, Islandia como país, y este hotel/hogar concretamente ponen los ingredientes perfectos para encontrar la tranquilidad, no es lo mismo si la tortilla la haces con aceite de oliva o con aceite del tractor, pero también se que el silencio interno no depende de un lugar ni unas vistas, he visto gente discutiendo y con malas caras en un bosque en Andorra, y personas que transmiten amor y paz en la Gran Vía de Madrid, puedes tener tu cabeza en paz en una fábrica de cisternas de aluminio, o tener la cabeza "hecha un cristo" en un Jacuzzi en Cancún. Creo que la movida tiene que ver más contigo, con tu punto vital, que con lo que tengas delante.
La tranquilidad es como el aceite de oliva,
se vende cara.
La tranquilidad no llega de un día para otro, y que haya llegado no quiere decir que venga para siempre, en el momento menos esperado hay algo que te desequilibra y... RUIDO 3.0
Es como el hijo que está pasando por la adolescencia más
profunda, tienes que estar muy atento, y no agobiarlo, porque en cualquier momento puede cambiar la situación.
Yo estoy contento, esta vez he conseguido estar más calmado en lo de "echar de menos", la anterior vez que me perdí unos días lo llevé peor, creo que "soy una persona independiente con adicción a los abrazos cercanos", vamos, una putada, me toca trabajar el apego y mi forma de querer, ponerme a prueba para ver que puntos me hacen daño, en juego está el trofeo más preciado:
LA TRANQUILIDAD