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9. LA MUERTE SIEMPRE TE PARTE LA TARDE.

 

Hoy, el día que estoy escribiendo esto,

debería estar mi padre cumpliendo 73 años,

pero no ha podido ser, se le complicó el tema.

 

Llevo 17 años sin verlo, quiero decir, sin verlo físicamente, así en modo real, lo nuestro es más como una relación de Inteligencia artificial, yo le pido al chat gpt imágenes de él, y el chat me da recuerdos en forma de actos, de expresiones, de regalos que nos han quedado de él. Es una relación especial la que tenemos, para que lo entiendas es como cuando ves la información meteorológica en la televisión, tu en la pantalla lo ves todo clarito, pero en la realidad, donde lo graban solo hay un croma, una tele verde en la que la meteoróloga sabe e imagina lo que hay, pues digamos que yo soy "la mujer del tiempo. Solo un apunte: el croma en mi caso es de color marrón, el color preferido de mi padre, sería porque era de campo. ;) 

 

Perder a tu padre con veinte años es una putada, no lo voy a maquillar, desde entonces se nos ha complicado mucho ver el fútbol o las olimpiadas juntos, joer, es que no se esperó ni para ver a España campeona del mundo, qué feo por su parte, con lo que nos costó conseguirlo.

 

Creo que en España deberían hablarnos más de la muerte, acercarla a nosotros desde pequeños, hacerla natural, al igual que se habla del nacimiento de un bebé, pero en España hablar de la muerte es tabú, como hablar de sexo o de Florentino Pérez.

 

Si nos prepararan mejor, quizás sería un detonante para vivir la vida de una manera más intensa, para darnos cuenta de que esto es efímero, que el dicho:

QUE LA VIDA

SON DOS DÍAS

                                                                                                                                               es más cierta de lo que imaginas.

 

Cuando veo otras culturas que tratan la muerte de una forma menos dolorosa me da envidia, mira, eso si que es Español, lo de sentir envidia, en eso igual si que podemos dar clases nosotros, pues nada, planteo un intercambio en el que nosotros aprendamos a morir y ellos a envidiar, que al fin y al cabo no deja de ser otro modo de morir en vida.