· 

4 . DE CUENCA A CHINA ANDANDO

 

Ayer estuve en FITUR (Feria Internacional de Turismo en Madrid, para el que no lo sepa), y se me puso dolor de cabeza a la media hora de llegar, había mucha gente, mucho ruido y mucha corbata todo lo necesario para que se te ponga dolor de cabeza.

 

La primera vez que pones un pie en FITUR  te das cuenta de que es la madre de la ferias, es verdad que no hay coches de choque, ni pollos asados dando vueltas, pero hay gente vendiendo por todos lados, con un poco más de lustre que en las feria del pueblo, pero vendiendo igualmente.

 

Estás en un laberinto de pabellones interconectados tan grande que harían que hasta a Carlos Sainz le entrara flojera de piernas.

 

TRATA DE ENCONTRARLO CARLOS,

TRATA DE ENCONTRARLO!!!

 

El ruido en FITUR es como una sinfonía caótica de idiomas y risas forzadas, y menos mal que la moqueta ayuda embebiendo sonido… y vino del regalao!!!

 

Porque  lo mejor de FITUR, sin duda, es el arte de la "adquisición gratuita". Si eres lo suficientemente rápido y hábil, puedes salir de allí con una mochila llena de bolígrafos, llaveros, mapas y hasta abanicos con el logo de destinos exóticos que ni siquiera sabías que existían.

 

Estuve visitando Bangladesh, y acabé con una bolsa llena de productos hechos allí, como cuando vas a comprar a Zara.

 

De hecho descubrí al nuevo habitante de LA COMARCA de El SEÑOR DE LOS REGALILLOS. Es un señor chiquitillo, arrugao que va llenando su bolsa de todo lo que es GRATIS: Abanicos, chapas, gorras, folletos, camisetas, imanes… es LEOPOLDO BOLSÓN 3.0!!!

 

LLEGUÉ A

LOS 10.000

PASOS

 

Eso sí, siempre le tendré que agradecer a FITUR que me hizo llegar a mi compromiso de diez mil pasos diarios en tiempo récord, todavía está el contador de pasos de mi móvil diciendo:

 

"¿Pero has salio hoy trastornao… o qué?"

 

Menos mal que luego recuperas, porque FITUR es el único lugar en el que te puedes convertir en el Willy Fog del almuerzo, puedes empezar matando el hambre con pistachos en Irán, comerte un pincho de tortilla en Sevilla, picotear algo de sushi japonés, rematar con arepas venezolanas y para enfriar ese cóctel molotov clavarte un helado italiano, eso solamente cambiando de pabellón.

 

 

Por cierto, luego me clavaron en el parking, pero bueno, con tanto viaje es normal, que al final…

 

ME TOCÓ LA CHINA!!!